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A la hora de reciclar el acero debemos tener en cuenta muchos elementos que pueden afectar a la pureza del material y, por tanto, a sus propiedades.

Por naturaleza, el acero se puede reciclar totalmente y las veces que haga falta, sin que sus propiedades se vean inicialmente alteradas. No obstante, hay factores que sí pueden afectarles y uno de ellos es la calamina metal.

¿Qué es la calamina metal?

Se identifica como calamina metal a un material resultante del proceso de tratamiento del acero, concretamente del acero laminado. De hecho, este material también es conocido bajo el nombre de cascarilla de laminación.

La calamina metal surge como subproducto de la técnica de laminación que se aplica sobre el acero.

Calamina metal: propiedades

Es una capa superficial de menos de 1 mm de espesor y de bastante dureza. Está compuesta por magnetita y protóxido de hierro y presenta un aspecto de capa gris azulada, bastante común en muchas estructuras.

De inicio, la calamina metal no es un enemigo del acero, todo lo contrario, sirve para proteger el material. Sin embargo, su evolución natural hace que se presente como algo negativo.

¿Cómo afecta la calamina al acero? ¿Se puede evitar?

Con el tiempo, en su capa exterior se crea óxido férrico y el material se oxida. También presenta un coeficiente de dilatación térmica menor que el acero, ya que sí es sensible a los cambios de temperatura.

Otro elemento negativo de la calamina metal es que es menos resistente que el acero, por lo que termina quebrándose. Cuando esto sucede, el oxígeno puede penetrar entre el acero y la calamina, creando de esta manera óxido entre ambos materiales y generando lo que se conoce como descamación.

La descamación, además, no se produce de forma uniforme, sino que normalmente afecta más a las aristas y ángulos de las piezas de acero, dado que prácticamente no hay flexibilidad.

Un problema añadido de la calamina metal es que esperar a su desprendimiento natural es poco recomendable. Dado que se presenta y evoluciona de manera distinta a lo largo de las piezas de acero, cuando se haya desprendido del todo, la corrosión ya habrá aparecido.

Tampoco es efectivo aplicar una pintura de protección sobre la propia calamina, dado que con el tiempo también acabará desprendiéndose.

Entre las técnicas más efectivas destaca el llamado chorreado o granallado, usado sobre todo en los aceros de construcción. Se trata de la abrasión superficial por choque de partículas abrasivas de áridos.

También se puede aplicar un decapado químico con sustancias corrosivas como por ejemplo el ácido sulfúrico. No obstante, esta solución se recomienda principalmente en piezas pequeñas de acero.

El decapado químico puede ser muy efectivo, pero dado que su aplicación se realiza sobre piezas de acero de menor tamaño, el material utilizado en el sector de la construcción, normalmente de dimensiones considerables, no podrá aprovecharlo.

Por tanto, estas empresas se enfrentan a la necesidad de invertir en procesos de chorreado si quieren conseguir un acero libre de calamina y de sus efectos adversos.