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El objetivo de este decálogo ecointeligente es concienciar acerca de la necesidad de establecer una eficiente colaboración ciudadana para evitar el problema de la contaminación de nuestros mares. Con este objetivo, recoge diez consejos directos y fáciles de entender dirigidos a los ciudadanos para el cuidado medioambiental de playas, costas y océanos.

En este decálogo destaca por su importancia el punto dedicado a la adopción de hábitos de consumo responsable por parte de la ciudadanía que se centra en la Regla de las 3R (Reducir, Reutilizar y Reciclar).

Este manifiesto también anima a disfrutar de la naturaleza con responsabilidad, a pensar globalmente y actuar localmente, depositar productos higiénicos como bastoncillos y compresas en la papelera y no en el WC, al cuidado medioambiental en actividades de pesca y navegación, a informarse científicamente a través de la Sociedad Española de Basuras Marinas, a la recogida de residuos y a la educación de niños y jóvenes en el respeto a la naturaleza.

Las basuras marinas constituyen un problema global. Se definen como todos aquellos objetos producidos por el hombre, eliminados o abandonados por él, y que se encuentran en el entorno ambiental marino o costero. Esta basura puede proceder tanto de la acción del hombre en el propio mar, a través de la pesca, transporte marítimo, etc., como de la que desarrolla el ser humano en tierra firme. Se calcula que la que tiene su origen en la tierra supone un 80% del total. Los residuos abandonados pueden ser arrastrados por viento y lluvia, por muy lejos que se encuentren, hasta llegar al mar.

Cada año, 10 millones de toneladas de basura llegan hasta las aguas de los mares y océanos de nuestro planeta. Estas cifras significan que cada uno de los humanos que vivimos en el planeta Tierra arrojamos anualmente 1 kilogramo de basura al mar.

De toda esta basura, la más abundante es la que corresponde a los residuos de material plástico. Puede darnos una idea lo sucias y llenas de objetos de plástico que encontramos las aguas del mar. Pero esto no es nada si tenemos en cuenta que el plástico que sale a flote a la superficie es sólo una tercera parte de todo el plástico que acumula ese contenedor de basura gigante en el que hemos convertido al mar. Las profundidades marinas albergan dos tercios de la contaminación por plásticos que se encuentra en sus aguas.

La solución, más que en limpiar, pasa por prevenir que toda esta contaminación se produzca y  siga creciendo. Máxime teniendo en cuenta el gasto que representa limpiar las playas y océanos cuando gran parte de ese dinero se podría destinar a otras necesidades.

Se hablaba en este artículo de la tasa de basura que arrojamos por habitante, aunque la responsabilidad recae también por supuesto en las empresas y su política medioambiental. En el caso de Derichebourg España, la actividad que realizamos está claramente enmarcada en la protección de nuestro entorno y nos ajustamos a las normas internacionales en esta materia.