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Aunque se vaticina el fin de la utilización de las baterías de plomo ante el avance de las de ion litio, lo cierto es que por el momento se siguen utilizando y es preciso controlar su reciclaje y encontrar fórmulas y soluciones más sostenibles desde el punto de vista medioambiental. Las baterías de plomo ácido se utilizan sobre todo en automóviles convencionales y, en menor medida, en instalaciones fotovoltaicas para el almacenamiento de energía.

La investigación persigue encontrar alternativas novedosas y económicas en la reutilización de baterías de plomo ácido. En esta investigación el doctor Víctor Hugo Gutiérrez Pérez, profesor investigador de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería, campus Zacatecas (UPIIZ), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), colaboró con la maestra Angélica Sánchez Martínez, en un trabajo asesorado por los doctores Alejandro Cruz Ramírez y Ricardo Sánchez Alvarado, que pertenecen a  la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE), también del IPN.

Una batería de plomo ácido está formada por dos partes: una metálica y otra que se conoce como “pasta”, que está compuesta por óxidos y sulfuros de plomo. La parte metálica se vuelve a fundir y es fácil su reutilización. Más problemática es la pasta, que para su recuperación debe pasar por un proceso bastante más complejo, más similar a un mineral.

Por ello, los investigadores implicados informaron de que el trabajo que se ha realizado para reducir y obtener nuevamente el plomo de las pastas es el mismo proceso de refinación que el utilizado con los minerales.

El proceso de reducción de plomo se realiza habitualmente por el proceso de alto horno. Este proceso consiste en la colocación por capas de mineral que se quiere reducir y un material reductor-fundente (por lo general, carbón mineral) que tiene la misión de ayudar a que fluya el material. Se provoca una inyección de calor para activar los mecanismos que producen una reacción del mineral con el material reductor-fundente. El carbón mineral reacciona con el oxígeno del mineral y se queda en el metal. Como reacción a la alta temperatura el plomo se funde y fluye entre las capas, ocupando el fondo del horno, y antes de pasar a otro proceso de refinación secundaria.

El equipo ha comprobado la eficacia de este nuevo método alternativo y en sus pruebas han conseguido recuperar un 90% de plomo metálico. El proceso resulta más económico del utilizado hasta ahora y tiene la ventaja de que se realiza en un único paso. Se basa en la reducción directa, mediante una escoria compuesta sobre todo por silicato de plomo.

Dichos investigadores consideran que los materiales empleados en este proceso son económicos, de uso habitual y muy accesibles. El tiempo del proceso varía dependiendo de la cantidad de material y de la fuente de calor.