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Los países más desarrollados suelen quitarse de encima el problema del exceso de basura electrónica enviando sus residuos a países de África y Asia, con legislaciones medioambientales más flexibles.

En los últimos meses se produjo la negativa de China (hasta hace poco el mayor importador mundial de residuos) a importar basura electrónica de otras partes del mundo al tiempo que se ponía en marcha la aplicación de una regulación más estricta.

Así pues, Tailandia se ha visto desbordada, ya que se ha convertido en el destino preferente de smartphones y ordenadores desechados por parte de Estados Unidos, Europa, Singapur o Japón.

De esta forma, el comercio de la basura electrónica se aprovechó de la política débil sobre importación y contrabando de residuos que tiene Tailandia. El responsable de Greenpeace en dicho país, Tara Buakamsri, asegura que, en realidad, el país carece de política concreta en esta área.

En las últimas semanas la policía ha denunciado la llegada al puerto de Laem Chabang, situado al sur de Bangkok, de contenedores repletos de toneladas de RAEE desechados e importados sin los permisos legales. Los expertos aseguran que en los últimos dos años las importaciones de chatarra electrónica se han multiplicado por tres, hasta alcanzar las 40.000 toneladas anuales. Así lo afirma Somnuck Jongmeewasin, profesor de universidad y activista medioambiental que supervisa el puerto donde se localizaron los buques cargados de basura, quien sostiene que la mayoría viene en contenedores ocultos ya que muchos son ilegales.

Por otro lado, los medios de comunicación han tratado la noticia con profusión y han alertado también sobre el incremento de residuos electrónicos procedente de otros países en Tailandia.

Ante esta situación, el gobierno de la nación se ha visto obligado a tomar una serie de medidas relacionadas con la importación de basura electrónica y residuos plásticos. Básicamente, dejará de importar estos desechos para paliar los problemas medioambientales que atraviesa el país y dejar de ser el gran contenedor electrónico del mundo.

Hasta comienzos de año el 70% de los desechos electrónicos iba a parar a China. Tras el cierre de sus puertas a la basura extranjera, los empresarios tailandeses vieron un filón y se apresuraron a abrir numerosas plantas de reciclaje dispuestas a entrar en el juego.

Los residuos electrónicos permiten obtener componentes valiosos. Es el caso de los smartphones, ordenadores y videoconsolas, dispositivos de los cuales se puede extraer oro, plata y bronce. Sin embargo estos mismos aparatos contienen elementos altamente contaminantes y nocivos para nuestra salud y la de nuestro medioambiente, como por ejemplo el plomo, el mercurio, el berilio y el cadmio, además de compuestos químicos peligrosos.