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En el reciclaje de chatarras de acero uno de los principales objetivos que se persigue es aprovechar las propiedades de este material, ya que es 100% reciclable.

Teniendo en cuenta que el acero está presente en muchos elementos actuales, desde edificios hasta utensilios de cocina, automóviles o maquinaria, es importante aprovechar las ventajas de este reciclaje.

Ahora bien, para utilizar el acero como nosotros queremos en cada caso, hay que someterlo a un proceso de producción específico. Dentro de este proceso, una de las fases clave es el decapado.

En este artículo te contamos qué es el acero decapado, para qué sirve y cómo se realiza.

¿Qué es el acero decapado?

El acero decapado es el resultante tras un tratamiento químico con ácido, para eliminar el óxido que presente el material.

¿Cómo es el proceso de decapado del acero inoxidable?

El decapado se aplica sobre acero ya tratado previamente, que es introducido en una solución acuosa con un ácido inorgánico.

El ácido que se puede aprovechar para este tratamiento puede ser clorhídrico, fosfórico y sulfúrico.

Este ácido penetra en las grietas y poros de las escamas existentes en este acero y genera una reacción química.

La acción del ácido puede disolver de forma efectiva la cascarilla, así como también una pequeña parte del metal, por lo que también es importante aprovechar productos inhibidores que protejan el acero resultante.

Diferencias entre decapado de acero y acero laminado en caliente

Es importante no confundir la importancia del decapado de acero y del acero laminado en caliente.

Hablamos de acero laminado en caliente porque el material es calentado y presionado con unos rodillos industriales. Como el metal caliente es maleable, según las especificaciones de cada caso, podremos conseguir darle la forma que queramos en relación a su espesor, su superficie y otras propiedades.

Sin embargo, cuando el hierro del acero calentado reacciona con el aire se produce un efecto de oxidación. Este fenómeno produce unas escamas que pueden hacer que el acero sufra una corrosión acelerada o incluso la generación de residuos peligrosos.

Con el fin de evitar o eliminar este inconveniente, se aplica un proceso que en realidad consta de dos fases, por un lado el rompimiento de las escamas y, por otro lado, el decapado.

Las escamas se rompen pasando el acero a través de unos rodillos de diferente tamaño que las golpean para que se agrieten.

En el siguiente paso, el decapado, el ácido penetra a través de estas escamas y realiza su acción sobre la cascarilla que se ha formado.

Este proceso se realiza normalmente con varios baños de ácido de forma separada y de distinta intensidad. Se puede acelerar aumentando la temperatura del ácido, pero sin pasarse de un límite, ya que de hacerlo el ácido puede generar vapores nocivos.

Después de este último paso, el acero se enjuaga y se lubrica con aceite, para evitar su oxidación. Así ya estará listo para ser utilizado con el fin que se haya propuesto.

El tratamiento del acero decapado es importante no solo por la utilidad efectiva del material, sino también para garantizar que se ha obtenido sin generar residuos que puedan ser nocivos de alguna forma.