No reciclar los medicamentos causa un perjuicio irreparable a nuestra flora, fauna y todo nuestro entorno medioambiental, contamina nuestros ríos y altera los ecosistemas. Por ejemplo, los antibióticos se ha demostrado que son particularmente dañinos por su capacidad de crear bacterias resistentes y se han detectado daños hepáticos y renales por su causa en peces.
El reciclaje de medicamentos es una medida muy beneficiosa para nuestro entorno que mucha gente todavía desconoce. Sin embargo, la mayoría de farmacias en nuestro país ofrecen el llamado punto SIGRE, un servicio de reciclaje de medicamentos que consiste en un contenedor que permite que depositemos en él todos los medicamentos que se nos han acumulado o que han caducado.
SIGRE (Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases) hace posible desde hace 15 años el tratamiento medioambiental de esos envases y restos medicamentos que todavía tenemos por casa. Es una entidad sin ánimo de lucro en la que participan todos los agentes del sector farmacéutico bajo un mismo compromiso de responsabilidad compartida. Está integrada por los laboratorios farmacéuticos en un 60%, los colegios farmacéuticos en un 20% y las empresas farmacéuticas en el 20% restante. Se financia mediante los laboratorios a través de la cuota que se paga por cada medicamento.
El punto de reciclaje es una medida absolutamente necesaria que sólo podría atenuarse con una prescripción médica de medicamentos razonable que no nos permitiera acumular medicación de forma caprichosa. En otros países de nuestro entorno sí que se cuida más este aspecto y se consigue con ello el ahorro de dinero y la reducción de la toxicidad. Por no hablar del tema de la automedicación, que tantos estragos causa a nuestra salud y que se escapa un poco de nuestra área temática.
Los distribuidores farmacéuticos recogen los medicamentos para reciclar de los puntos SIGRE y se trasladan a cada uno de los almacenes que SIGRE tiene en España. En estos centros se procede al tratamiento de cada uno de sus componentes: cartón, plástico, metal, vidrio… y también los restos de medicamentos. Aquello medicamentos considerados peligrosos se eliminan y los no peligrosos se usan como combustible en procesos industriales o para producir energía, en un proceso de valorización energética.
Con el reciclaje de medicamentos se evitan al año 1.400 toneladas de CO2 anuales, que contaminarían el ambiente si no se reciclaran. Según información proporcionada por SIGRE, entre los 15 años que median entre 2001 y 2016, se han implantado 21.546 puntos SIGRE en farmacias de toda España, se ha evitado la tala de 450.000 árboles, se ha provocado el ahorro de 189 millones de Kw/h. y de 222 millones de litros de agua, y se ha tomado 1.935 medidas de ecodiseño aplicadas por los laboratorios farmacéuticos.
