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El informe lleva por título Prevención de residuos en Europa: políticas, estado y tendencias de la reutilización en 2017, y pasa revista a las diferentes medidas para facilitar y promover la reutilización de productos que se han puesto en marcha en las diferentes países y regiones de la Unión Europea.

Antes de seguir conviene aclarar que se entiende exactamente por “reutilización de productos”. Este concepto se refiere a la utilización de los productos para el propósito para el cual fueron creados, es decir, conservar más valor de los productos en lugar de recurrir al reciclaje para la extracción de sus materias primas.

El informe estudia 33 programas de prevención de residuos. De todos ellos, solo 18 cuentan con objetivos explícitos para la reutilización de productos. No obstante, en la mayoría de los casos estas medidas tienen un carácter voluntario. Tan solo el 10% de los programas incluyen medidas realmente regulatorias y el 8% incluye instrumentos económicos. En cuanto a objetivos cuantitativos de reutilización solo dos de estos programas los contemplan.

No obstante, la reutilización no puede improvisarse, sino que tiene que venir definida ya en la propia fabricación del producto y anticipar cuál va a ser su utilización. Por ello, se requiere a menudo un profundo conocimiento técnico y muy detallado tanto de los procesos de producción como de los patrones de consumo.

Las medidas que incluyen estos programas pasan por el establecimiento de estándares para el diseño ecológico de productos o ecodiseño, con el objetivo de facilitar el desmontaje y la reutilización de las diferentes piezas, materiales o componentes; el apoyo a las instalaciones de reparación para equilibrar el coste de la mano de obra y el ecoetiquetado y la contratación pública para influir en las formas de consumo.

Estas medidas se refieren a menudo a productos y actividades concretas, por ejemplo la construcción y la demolición, equipos eléctricos y electrónicos, vehículos…

En líneas generales, la reutilización sigue siendo una actividad minoritaria para la mayoría de los productos. Una fabricación de productos cada vez más compleja y unos ciclos de innovación más cortos en la mayoría de los casos, son los principales obstáculos para el impulso de esta actividad, clave para la prevención de la generación de residuos que evite, en último término, la gestión de residuos. Todo ello conduce a una pérdida rápida del valor del producto.

Sin embargo, las nuevas normas de la UE sobre gestión de residuos, que figuran dentro del marco de política general de economía circular de la UE, contemplan la obligación de supervisión de las medidas de prevención de residuos e informar sobre la reutilización.